Kartikeya olfateó el suelo humeante, luego ordenó a sus rastreadores reptar a una posición más avanzada. Luego trepó por una estalagmita y allí, agarrado a la roca ardiente, contempló el horizonte. A cien toesas se alzaba el círculo de piedras donde se escondían los últimos rebeldes. Podía distinguir sus banderas desgastadas, marcadas con el ojo de Medusa que simbolizaba la unión de las tribus en la misma nación. Una nación … Según los exploradores, Bran Carnoth sólo dirigía un puñado de fieles agotados por su odisea en Pélion y más allá. Hasta las estirges y los corvus lo habían abandonado. Estaba acabado. El rey lagarto disponía del doble de guerreros que él, el enfrentamiento se desarrollaría sin sorpresas.
Bran, hecho un ovillo, se hacía el dormido, con los ojos entornados y los dedos cerrados sobre su hacha. En realidad, estaba al acecho por si oía cualquier ruido que anunciara la aproximación de su adversario. A pesar del regreso de Spada y de sus mercenarios, encontrados en la entrada de Kohut, su tropa no era más una sombra de lo que fue. La situación era mala, pero eso no era nada nuevo. Lo más desesperante era volver a participar en una lucha entre Seguir leyendo ‘Kartikeya, por Pierre Bouas’
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